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Desde hace años circula por Internet un texto titulado “Y dijimos que estaba bien”. Me ha llegado en diversas ocasiones y en formatos variados, reenviado por hermanos que por lo visto encontraron que contenía un mensaje sabio y apropiado. Analicemos lo que dice ese texto. Se presenta así (corrijo los abundantes errores de ortografía y de puntuación, y añado algunos destacados):
«En la entrevista que le hicieron a la hija del respetado conferencista internacional Dr. Billy Graham en el Early Show, Jane Clayson le pregunto: “¿Cómo pudo Dios permitir que sucediera esto?” (se refería al ataque del 11 de septiembre).
»Anne Graham, dio una respuesta llena de sabiduría. Dijo: “Al igual que nosotros, creo que Dios está profundamente triste por este suceso, pero durante años, hemos estado diciéndole a Dios que se salga de nuestras vidas…. Siendo el caballero que es, Dios se ha retirado; entonces, ¿cómo podemos esperar que Dios nos dé su bendición y su protección cuando le hemos exigido que nos deje solos?”»
Atendamos a la respuesta de Anne Graham. Según ella, el 11-S ocurrió porque durante años se le ha estado diciendo a Dios que salga de sus vidas. Pero, ¿quién se supone ha dicho eso a Dios? Por lo que sigue, entendemos que se refiere al pueblo estadounidense. Sin llegar a expresarlo tan brutalmente, la concepción de fondo es la misma que la del teleevangelista Jerry Falwell ante el mismo acontecimiento; dijo entonces: «Dios sigue levantando el telón y permite a los enemigos de Norteamérica que nos inflijan lo que probablemente nos merecemos. […] Creo que sólo acabamos de descubrir la antecámara del terror. Ni siquiera hemos empezado a ver lo que pueden infligir a la mayoría de la población». A continuación atacó a los tribunales federales y todos los que «expulsan al Señor de la esfera pública». Según él, en relación con los atentados «los abortistas deben cargar con un parte de culpa, ya que uno no puede burlarse de Dios. Y cuando destruimos 40 millones de bebés inocentes, a Dios le da rabia. Estoy convencido de que los ateos, los abortistas, las feministas, los gays y las lesbianas que se esfuerzan activamente para que esto sea un modo de vida alternativo, la ACLU [la Unión Americana por los Derechos Civiles], los People for the American Way, todos esos que han intentado secularizar Norteamérica... los señalo con el dedo y les digo: habéis permitido que esto suceda.»
En una trasposición simplista de ciertas afirmaciones del Antiguo Testamento, estos representantes de la conocida como “Derecha Cristiana” consideran que Dios bendice a la nación estadounidense (elegida como un nuevo Israel por sus orígenes supuestamente cristianos) cuando los valores éticos de su sociedad se ajustan a la Biblia. Para ellos, Dios no puede perdonar las conductas sexuales inapropiadas y la retirada de símbolos religiosos del ámbito público.
¿Cuáles fueron los graves pecados de Estados Unidos por los que, según Anne Graham, Dios permitió el 11-S? Escuchémosla:
«A la luz de los sucesos recientes creemos que todo comenzó cuando Madalyn Murray O'Hair se quejó de que no quería que se orara en las escuelas y dijimos que estaba bien; ella fue asesinada y hasta hace poco no se descubrió su cuerpo.»
Graham continúa su discurso: «Luego alguien dijo que mejor que no se leyera la Biblia en las escuelas. La Biblia dice: “No matarás, no robarás, amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Y dijimos que estaba bien». Y es que estaba bien, añado yo, pues esas disposiciones prohíben un adoctrinamiento confesional en las escuelas. En sus esquemas simplistas y maniqueos, Graham sugiere que si no se impone este adoctrinamiento, es lógico que la gente mate, robe y no ame a su prójimo, y defiende que todos los niños, independientemente de su religión, deban recibir enseñanza religiosa de una confesión concreta.
Sigamos:
«Luego el Dr. Benjamin Spock dijo que no debíamos pegarles a nuestros hijos cuando se portan mal porque sus pequeñas personalidades se truncarían y podríamos lastimar su autoestima. Concluimos que los expertos saben lo que están diciendo…. Y DIJIMOS QUE ESTABA BIEN».
«Luego alguien dijo que los maestros y directores de escuelas no deberían disciplinar a nuestros hijos cuando se portaban mal. Los administradores de las escuelas dijeron que más valía que ningún miembro de las escuelas tocara a ningún estudiante que se portara mal, porque no queremos publicidad negativa y porque no queremos que nos demanden (hay una diferencia entre disciplinar y golpear, cachetear, humillar, patear, etc.). Y dijimos que estaba bien».
A continuación, Anne Graham cita una serie de tendencias que, efectivamente, no están bien y son dignas de crítica, no sólo desde un punto de vista cristiano, sino también desde la ética laica y el sentido común:
«Luego alguien dijo: “Dejemos que nuestras hijas aborten si quieren y ni siquiera tienen que decírselo a sus padres. Y DIJIMOS QUE ESTABA BIEN.
»Luego, uno de los miembros del Consejo Administrativo de las escuelas dijo: “Ya que los muchachos y las chicas ‘lo van hacer’, démosles condones a todos los muchachos para que puedan divertirse al máximo y no tenemos que decirles a sus padres que se los dimos en las escuelas.” Y DIJIMOS QUE ESTABA BIEN».
»Después alguien dijo: “Vamos a imprimir revistas con fotografías de mujeres desnudas y decir que es arte, ‘una apreciación sana y realista de la belleza del cuerpo’… Y DIJIMOS QUE ESTABA BIEN.
»Y luego, alguien más, llevó mas allá esa apreciación, publicando fotografías de niños desnudos, llevándolas aún más allá cuando las colocó en Internet. Y DIJIMOS QUE ESTABA BIEN. Ellos tienen derecho a su libertad de expresión….
»Luego la industria de las diversiones dijo: “Hagamos un show por televisión y películas que promuevan lo profano y la violencia, el sexo ilícito…” Y DIJIMOS QUE ESTABA BIEN.
»Grabemos música que estimule las violaciones, el uso de las drogas, los suicidios, los temas satánicos y las depresiones…Y DIJIMOS QUE ESTABA BIEN.
»Además agregamos: “No es más que diversión, no tiene efectos negativos, de todos modos nadie lo toma en serio, así que ¡adelante!” Y DIJIMOS QUE ESTABA BIEN.
»Ahora nos preguntamos:¿Por qué nuestros niños están tan alterados, parecen no tener conciencia y no tener capacidad de distinguir entre el bien y el mal?
¿Por qué no les preocupa tratar mal a sus compañeros de escuela?
¿Por qué no respetan a sus padres ni a sus autoridades en la escuela?
¿Por qué tenemos tanta juventud violenta viciosa y muchos de ellos deseando suicidarse?
¿Por qué hay tantas familias deshechas, adulterios, engaños, etc.?
»Probablemente, si lo pensamos bien y reflexionando, encontraremos la respuesta. Tiene mucho que ver con que “LO QUE SEMBRAMOS ES LO QUE RECOGEMOS”.»
Ahora bien, respecto a la sabia sentencia “lo que sembramos es lo que recogemos”, no olvidemos que las reflexiones de Anne Graham son una respuesta a la pregunta inicial de cómo pudo Dios permitir que sucediera el 11-S. De modo que el argumento de fondo de todas estas reflexiones (las sensatas y las insensatas) sigue siendo que Dios ha permitido los ataques terroristas debido a la degradación moral de la sociedad estadounidense.
Graham concluye:
«Es curioso comprobar cómo hay artículos lujuriosos, crudos, vulgares y obscenos que circulan libremente por el ciberespacio…. Pero la conversación con Dios en público se suprime en las escuelas, en los lugares de trabajo y a veces hasta en el hogar.
»Es curioso ver como nos preocupa más lo que piensan los demás de nosotros, que lo que Dios piensa de nosotros.»
En el amplio listado de desviaciones éticas propias de Estados Unidos que menciona Anne Graham, llaman la atención algunas ausencias como las siguientes (por supuesto, algunas de estas realidades se podrían referir a otros países, pero me centro en Estados Unidos por ser el país del que habla Graham):
- La persistencia de movimientos racistas violentos, del estilo del Ku Klux Klan, sobre todo en las zonas más religiosas del país.
- El apoyo mayoritario a la pena de muerte, que en Estados Unidos se practica incluso contra menores (en el momento de cometer el crimen) y discapacitados. Un amplio porcentaje de sus ciudadanos expresan que desearían presenciar una ejecución.
- La presencia legal de menores de edad en el ejército estadounidense.
- El trabajo de miles de personas en condiciones de semiesclavitud en los estados de la Unión en los que hay mayor número de inmigrantes, en sectores como la prostitución, los empleados domésticos, la agricultura, las fábricas textiles y la hostelería.
- El expansionismo imperial y militar estadounidense, mediante incontables guerras e intervenciones armadas en todo el mundo (más intenso, precisamente, desde el 11-S).
- La avaricia de los banqueros y grandes capitalistas (muchos de ellos profesos cristianos), que promueve las desigualdades socioeconómicas hasta extremos escandalosos y que desequilibra los mercados, creando crisis que afectan a toda la población.
- El consumismo materialista de la sociedad estadounidense, el más exagerado y enfermizo del planeta.
- La posesión generalizada de armas de fuego por parte de la población.
- La existencia de numerosas milicias armadas, muchas de ellas autodenominadas “cristianas”.
El que ella no mencione estos pecados como abominables para Dios se debe a que su trasfondo ideológico coincide con el de la “Derecha Cristiana”, una corriente de origen evangélico (pero cada vez con mayor apoyo de católicos, judíos y derechistas seculares) contraria a la separación de la iglesia y el estado, y partidaria de la guerra, el uso de armas, la pena de muerte, las acciones militares del estado de Israel, la imposición de su visión religiosa en las instituciones… (consúltese el interesante libro de Clifford Goldstein, ¿Una nación bajo la autoridad de Dios?, Buenos Aires, ACES, 2002).
A veces nos llegan mensajes reenviados masivamente que, en una lectura superficial, nos parecen edificantes desde el punto de vista cristiano, pero que contienen ideas peligrosas. Analicemos críticamente estas cadenas, teniendo en mente que los mayores engaños del mundo actual no vienen de fuentes antirreligiosas, sino precisamente de personas que, diciendo defender la fe cristiana, promueven la imposición de sus creencias al conjunto de la sociedad. Como bien advierte Pablo, “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos” y podremos ser engañados por quienes se expresen “teniendo apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella” (2 Timoteo 3: 1-5).
Una versión de este mensaje en forma de presentación de diapositivas añade la típica apelación de las cadenas enviadas por correo electrónico: «Es curioso ver cómo, cuando envíes este mensaje, no se lo mandarás a mucha gente que está en tu lista de direcciones porque no estás seguro de sus creencias, o lo que pensarán DE TI por enviárselo. Alguien sacó el tiempo para enviármelo, yo para arreglarlo y pasártelo, ahora espero que hagas lo que creas que está bien.»
Parafraseando a Anne Graham, diremos: “Nos llegaron mensajes anticristianos con apariencia de piedad, los reenviamos a todos nuestros contactos… y dijimos que estaba bien”.